Covid-19: Crisis del turismo ¿Hay capacidad de respuesta?
28 febrero, 2020 (12:51:23)La presente amenaza al turismo por el Covid-19 no tiene precedentes ni con el N1H1 ni con el SARS, ni con el MERS, ni con el EBOLA. Dos factores contribuyen a ello. El primero es su capacidad de propagación, mucho mayor que las anteriores epidemias, aunque, afortunadamente, contrarrestada por su inferior letalidad. El segundo, por el papel que están jugando los medios de comunicación, en especial los audiovisuales, y los medios sociales. Horas interminables de exposición, seguimiento pormenorizado y reiterado de cada nuevo caso potencial. Es cierto que, últimamente se hacen comentarios bienintencionados sobre que hay que evitar crear alarma, pero el coronavirus permite llenar horas de programación. El espectador difícilmente percibe los comentarios dirigidos a atenuar la alarma sino que, al contrario, saca la conclusión elemental de que tamaña atención de los medios es la consecuencia directa de la gravedad de la amenaza.
Los efectos de la amenaza del Covid-19 en el turismo empiezan a ser profundamente inquietantes. Los vuelos se cancelan por falta de demanda; las reservas de viajes, tanto de negocios como de vacaciones, se paralizan, se posponen o se sustituyen por video conferencias. Nadie quiere verse confinado en un crucero o en un hotel por tiempo indefinido.
Los organismos internacionales responsables del turismo mundial, la OMT y el WTTC se concentran en evitar que una reacción desproporcionada, en parte alimentada por las contradicciones comunicativas de la OMS, se traduzca en el cierre de fronteras generalizado. A pesar de ello ya se está produciendo: Rusia ha cerrado su frontera con China; Arabia Saudita prohíbe la peregrinación de la umra; se está considerando la cancelación, después de World Mobile Congress de Barcelona, del Salón Automovilístico de Ginebra, y, lo que sería especialmente negativo por el mensaje que supondría para el viaje, de la gran feria turística ITB. Hasta se pone en duda la celebración de los Juegos Olímpicos en Japón.
Es llamativa la aparente falta de reacción de la UE y de los Gobiernos nacionales. Y se califica de aparente porque quizás haya planes muy elaborados, pero que no se han comunicado todavía ni al sector ni al viajero potencial. Mientras, en el caso español, Estados Unidos y Gran Bretaña y han incluido a España en la “zona de alarma”. A la pérdida del turismo asiático, que sorprendentemente algunos consideran muy secundario, se uniría el de mercados tan esenciales como el norteamericano y tan vitales como los europeos por el efecto contagio.
También sorprende que las organizaciones empresariales de carácter general como, EXCELTUR y la Mesa del Turismo, y las asociaciones sectoriales, no hayan adoptado iniciativas que impulsen una acción coordinada de los poderes públicos para encarar esta amenaza. Afortunadamente, hay algunas iniciativas empresariales que están diseñando medidas prácticas para responder a problemas concretos de cómo gestionar una situación de crisis sanitaria en un establecimiento hotelero, en un crucero, o en un medio de transporte.
Pero las preguntas son: ¿Dónde están los Gabinetes de crisis que existen en el seno del Gobierno y en cada uno de los Ministerios? ¿Están valorando la situación y sus efectos en la actividad turística? ¿Están diseñando planes de actuación para contrarrestar sus gravísimos efectos negativos? ¿Hay iniciativas de comunicación a los mercados para transmitirles el mensaje de que hay capacidad de controlar la situación?
El impacto directo en la actividad turística está siendo brutal. Las 20 mayores empresas del turismo cotizadas en Bolsa (operadores, líneas aéreas, GDS, cadenas hoteleras) han visto perder en cinco sesiones más de un 10% de su capitalización bursátil y en alguno caso hasta el 25% de su valor. La OMT ha realizado un estudio con Oxford Economics que estima las pérdidas del sector turístico en 20.200 millones €. IATA estima una bajada de los ingresos de las compañías aéreas de 27.000 millones €. KLM-AirFrance y Lufthansa ya han anunciado recorte de inversiones y de reclutamiento de trabajadores.
Y esta reacción de las empresas turísticas no es sino la réplica de lo que está ocurriendo en el resto de los sectores productivos de la economía mundial, con la reducción de actividad, lo que se va a traducir en los efectos indirectos del Covid-19 en la actividad turística mundial. La contracción de la economía mundial, con su repercusión en el empleo y las expectativas afectadas por la incertidumbre, va a incidir de forma importante en la disminución de la demanda turística, reforzando los efectos negativos directos de la amenaza del coronavirus.
En un análisis reciente se contemplaba la acumulación de amenazas e incertidumbres que agobian a la actividad turística, tan fundamental para la economía y el bienestar de la sociedad española. A la demonización del viaje en avión, al asedio de nuevas medidas impositivas, a la inestabilidad política y social, a la desaceleración económica se une ahora una amenaza mucho más urgente y grave, la de la epidemia del Codvid-19. Es hora de responder a esta amenaza de forma inmediata.
Madrid, 28/2/2020.
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