Desconcertantes medidas para combatir la crisis turística COVID-19
12 mayo, 2020 (07:53:17)El Gobierno español decretó hoy la cuarentena para todos los viajeros que lleguen a España. No puede decirse que sea una medida que ayude a superar la gravísima crisis del turismo español generada por la pandemia Covid-19.
Es cierto que la misma medida ha sido adoptada por el Gobierno británico, que tampoco se ha distinguido por la gestión de la pandemia y que lleva camino de ser el país europeo con mayor número de muertos y de contagiados, como resultado de su contradictoria política sanitaria. Esta decisión del Gobierno británico ha puesto en pie de guerra al sector turístico británico (líneas aéreas, operadores, agencias de viaje), que ve como sus esfuerzos para sobrevivir, reanudando su actividad tanto en el turismo receptor como en el emisor, se ven abocados al fracaso y en definitiva a la ruina.
También es cierto que una treintena de países tienen vetada la entrada de viajeros españoles, precisamente porque tampoco nosotros somos un ejemplo de gestión de la pandemia, sino todo lo contrario. Pero con la medida adoptada no se busca un régimen de reciprocidad, sino, según se pretende justificar en la disposición que lo establece, se dice que “teniendo en cuenta que, durante el proceso de desescalada, se aplica a los residentes la restricción de movimientos interprovinciales…… se considera conveniente limitar también el acceso a tales demarcaciones desde otros estados miembros por vías aérea y marítima”. Adviértanse las incongruencias que, por un lado, supone circunscribir la medida de cuarentena solamente a los viajeros nacionales de otros estados miembros de la Unión Europea, por lo que los viajeros extracomunitarios no resultarían afectados por la cuarentana, y, por otro, que la entrada en vigor de la medida no es inmediata, sino que se retrasa al 15 de mayo. Mientras que hasta ahora nuestros aeropuertos no han establecido los controles sanitarios que se están aplicando en la mayoría de los aeropuertos de todo el mundo, de repente se pasa de la completa laxitud a la práctica prohibición de viajar a España.
Según se afirma esta medida tiene carácter temporal, ligada a la duración del estado de alarma, que de acuerdo con el propósito del Gobierno puede prolongarse durante el mes de junio. Pero el daño ya está hecho. La medida contribuirá a consolidar la imagen de que España no es un país sanitariamente seguro. Por otro lado, la medida está en abierta contradicción con los esfuerzos que se están realizando en el seno de la Unión Europea de acordar corredores seguros entres países emisores y países receptores para permitir el tráfico de viajeros y turismo, y justo en la víspera de que se reúna la Comisión Europea para acordar el régimen a aplicar a los viajes transfronterizos en Europa.
El sector turístico español está realizando un esfuerzo muy meritorio para diseñar y adoptar protocolos sanitarios en todos los escalones de la actividad turística (transporte, alojamiento, restauración, ocio), que vendrían a ser el complemento del esquema que se está diseñando en los mercados emisores, consistente en la instauración de “tests” obligatorios (como parte del paquete) en las fechas inmediatas al viaje y cuyos resultados habilitarían para el viaje, constituyendo así una garantía no sólo para los propios viajeros sino también para el transportista y para los proveedores (hoteles, restauradores, etc.) y la población el destino. Este sistema está basado en el seguimiento y la trazabilidad, incorporando las medidas sanitarias que se aoliquen en destino, e incluirían la repetición de los “tests” al turista antes del viaje de retorno.
Otra medida de difícil comprensión es la consistente en el lanzamiento de una campaña de TURESPAÑA dirigida al mercado nacional. No es cierto, como se ha afirmado, que sea la primera campaña de este tipo. Se hizo una con motivo del vertido del Prestige, previa autorización expresa del Consejo de Ministros ya que TURESPAÑA no tiene competencia para realizar promoción turística dentro de España, correspondiendo ésta en exclusiva a las Comunidades Autónomas. La experiencia aprendida en aquella campaña es que si bien se percibió como muestra de solidaridad con los destinos afectados, no tuvo repercusión apreciable en los flujos turísticos hacia Galicia y el conjunto de la España Verde. No tendría sentido ahora disminuir los escasos recursos presupuestarios disponibles tan necesarios para el lanzamiento de una imprescindible y potente campaña de comunicación en los mercados emisores exteriores. Es en estos en los que hay que comunicar el mensaje de que España es un destino seguro mediante la difusión de los esfuerzos, antes mencionados, que se están realizando para asegurar la salud y el bienestar de los turistas que visiten los destinos españoles. El mensaje quedaría reforzado, como se decía en un artículo anterior de esta serie sobre el Covid-19, si se comunicara mediante campañas conjuntas con los operadores y transportistas de los mercados emisores, que contribuirían a dar credibilidad al mensaje.
Déjese el mercado nacional a las CC.AA., que son las que disponen de recursos y tienen la competencia para estimularlo.
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