Confianza para un nuevo escenario del sector hotelero en la Comunidad de Madrid
19 mayo, 2020 (05:42:09)El sector turístico, y muy en concreto, el sector hotelero, ha sido uno de los más duramente afectados por la crisis del COVID-19. Es también uno de los sectores cuya recuperación, por su propia idiosincrasia, se prevé será más larga y complicada.
No podría ser de otra manera: es un sector que se fundamenta en nuestra capacidad de viajar y en el trato personal, dos de los elementos más afectados por la reciente crisis y cuya vuelta a la normalidad se prevé más complicada.
Ha sido también, sin embargo, uno de los sectores que más rápida y solidariamente reaccionó ante la crisis. Apenas se pudo apreciar la gravedad de la situación, especialmente en lo relativo a la situación de hospitales y personal sanitario, empresarios y trabajadores del sector dieron un paso al frente, los primeros ofreciendo sus establecimientos para convertirlos en hoteles medicalizados, contribuyendo así decisivamente a descongestionar la red de hospitales del sistema nacional de salud, o como alojamiento del personal sanitario y de emergencias; los segundos, continuando con su trabajo en condiciones excepcionales a pesar del riesgo y la lógica sensación de temor que se había extendido entre la población.
Aunque en un principio el gobierno central no lo había previsto, pronto nos dimos cuenta de que la declaración del Estado de Alarma, el confinamiento y el cese generalizado de la actividad económica, no significaban la desaparición de una cierta demanda de alojamientos temporales. Por un lado, hay un importante colectivo de clientes de larga estancia en los establecimientos hoteleros, pero además había que contar con quienes se encontraban en situación de vulnerabilidad que requería de alojamiento temporal, o quienes todavía se verían obligados a viajar con motivo de su trabajo, al estar su actividad conectada con los sectores de la economía que los reales decretos correspondientes consideraban esenciales, tanto en un primer momento, como de forma más restrictiva, durante las dos semanas de confinamiento total, o por otros motivos igualmente válidos. Personal diplomático, viajeros en tránsito, miembros de las FFCCSE, trabajadores ligados a la distribución de alimentos o mercancías esenciales, personal de apoyo a la actividad industrial o de la construcción… Son numerosos los colectivos a los que había que seguir atendiendo si nuestro país iba a seguir en marcha.
Más allá de permitir que los establecimientos con un cierto número de clientes de larga estancia siguieran funcionando, si bien sin aceptar nuevos clientes, el gobierno finalmente autorizó la apertura de un determinado número de “hoteles de guardia” que habrían de atender a esas necesidades. En el caso de la Comunidad de Madrid, en un primer momento fueron 14 establecimientos a cuyos propietarios y trabajadores debemos agradecer enormemente el esfuerzo realizado. Su trabajo diario, su disponibilidad, su capacidad de adaptación a la nueva situación, a la nueva forma de trabajar, con estrictas medidas de seguridad, cuya implementación servirá sin duda de ejemplo en la nueva etapa que ha de comenzar cuando se produzca la apertura generalizada de hoteles y alojamientos turísticos, han sido un verdadero ejemplo de profesionalidad y compromiso. En este aspecto, debemos resaltar el importante esfuerzo que han realizado, tanto los establecimientos independientes como aquellos pertenecientes a cadenas nacionales e internacionales, así como su enorme capacidad para innovar y adaptar las soluciones que empezaban a ser probadas en otros lugares del mundo. Es necesario apuntar que no consta que se hayan producido contagios o nuevos casos de la enfermedad ni entre el personal ni entre los clientes en este período, prueba de que la adopción de medidas adecuadas es garantía de tranquilidad tanto para trabajadores como para los clientes, y que explica el nivel de confianza manifestado por estos en las medidas de seguridad y limpieza adoptadas por los establecimientos. Esta fundadísima capacidad de generar confianza será, sin duda, uno de los pilares de la recuperación del sector.
El seguimiento de la actividad de estos alojamientos, con los que hemos mantenido un contacto casi diario durante este período, nos ha permitido también de alguna forma establecer una correlación entre sus niveles de ocupación, que fueron mínimos -casi reducidos a la ocupación permanente o de larga estancia- durante las dos semanas de hibernación total de la economía, y la lenta recuperación de la actividad económica en las dos últimas semanas del mes de abril, semanas en las cuales se redujo casi a la mitad el porcentaje de habitaciones o apartamentos disponibles en ellos, hasta hacerse necesaria a comienzos de mayo la incorporación de casi una decena de establecimientos más.
Esta evolución de la disponibilidad ligada a la recuperación de la actividad económica, incluso con las considerables limitaciones existentes a día de hoy, unida a la manifiesta confianza de los clientes en las medidas de seguridad adoptadas por los establecimientos, nos hacen ser considerablemente optimistas respecto a la recuperación del sector una vez se levanten las restricciones sobre la movilidad y la actividad económica.
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