El turismo y Europa
5 junio, 2020 (03:00:57)La segunda entrega de esta serie de los, hasta ahora, 13 artículos sobre el Covid-19 y el turismo español, se titulaba “Covid-19: Un único aspecto positivo para el turismo” y exponía que esta dramática crisis había servido para que el turismo lograra el reconocimiento mediático y social que merece por su aportación a la economía nacional y al bienestar de la sociedad española. No hay programa televisivo, mi medio impreso que diariamente no se ocupe del turismo para resaltar el impacto negativo que su paralización supone para la recuperación de nuestra economía, del empleo y de la balanza de pagos.
Esta revalorización de la actividad turística ha dado un paso decisivo más allá de nuestras fronteras para alcanzar el ámbito europeo. El Parlamento Europeo se ha ocupado profusamente del turismo, porque representa entre el 8 y el 10% del PIB europeo. A la Unión Europea le preocupan no solamente la suerte de los destinos turísticos, sino la gran estructura productiva turística integrada por los operadores, las agencias de viaje, las compañías de transporte aéreo, marítimo y terrestre, los hoteles, la hostelerías, la oferta de ocio y deportiva, etc. de todos los países miembros. La Comisión Europea ha presentado un Plan para la Recuperación que incluye un Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, dotado con 560.000 millones de euros, de los cuales 310.000 se destinaran a subvenciones no reembolsables y 250.000 a préstamos. España recibiría 140.000 millones, la mitad en forma de préstamos a devolver y la otra mitad en forma de ayudas. Sin duda estos préstamos y estas ayudas estarán sujetas a estrictas condiciones y tendrán carácter finalista siendo destinadas a proyectos concretos cuya definición y ejecución serán supervisadas por la Comisión Europea. La CE ha asignado el 25% de estos fondos al turismo. Parte de estos fondos habrán de destinarse a la etapa de transición, cuyo objetivo es la supervivencia del sector turístico. En esta etapa, el Gobierno español habrá de adelantar la financiación, ya que el esquema de la Comisión Europea no podrá materializarse hasta avanzado el año 2021.
Es de suponer que esta iniciativa de la Unión Europea haya dejado descolocado a más de un miembro del Gobierno español, que difícilmente entenderá que tal volumen de ayuda se destine a un sector calificado de bajo valor añadido. Esta valoración negativa conlleva un gran riesgo para el turismo español, que ha de presentar a la CE proyectos no sólo de supervivencia inmediata, sino también de iniciativas a medio plazo de todo tipo (medioambientales, infraestructuras, desarrollo rural, culturales, deportivas, etc.), que le permitan consolidar su calificación como el más competitivo del mundo, tal como lo avalan por dos veces consecutivas los análisis del Foro Económico Mundial (WEF). Sin estos proyectos en el ámbito turístico, España perdería una parte sustancial de la ayuda europea y toda la economía nacional se vería negativamente afectada.
¿Se están preparando ya esos proyectos de inversión? Es aventurado dar una respuesta positiva a esta pregunta cuando ni siquiera se está abordando la tarea más urgente e inmediata que es reanudación de la actividad turística en nuestro país y de la que depende la supervivencia de la estructura productiva, empresarial y laboral, de nuestro turismo.
Existe un consenso generalizado en el sector turístico sobre las medidas urgentes a adoptar en esta etapa:
· La determinación inmediata de la fecha de apertura de las fronteras al viajero de la Unión. Cada día que pase sin anunciarlo significa la pérdida de potenciales turistas que elegirán otro destino alternativo. No sólo el viajero tiene que tener la seguridad de que puede acceder al destino elegido. Los operadores y las compañías de transporte han de programar su oferta con un mínimo de antelación.
· La relación al máximo nivel con los operadores de los mercados emisores para informarles de las medidas de seguridad sanitaria que se están aplicando en los destinos españoles y hacerlas compatibles con las que ellos hayan definido.
· Estas medidas, que deberían incluir la realización de test de seroprevalencia antes de iniciar el viaje, constituirían la garantía no solamente para los componentes de la cadena de valor turística, (compañía de transporte, alojamiento, oferta complementaria) sino también para la población residente del destino. Sería lamentable que rebrotes ocasionales de la pandemia en el destino fueran el pretexto para que se reanudaran las campañas de rechazo al turismo.
· La comunicación a los viajeros potenciales para informarles de las garantías sanitarias que ofrecen los destinos españoles. La confianza en la seguridad del destino va a ser el factor fundamental en el proceso de elección por parte del viajero.
Sería lamentable que el único actor que siguiera desconociendo el valor del turismo para la economía nacional fuera el Gobierno. El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo ha de jugar un papel fundamental tanto en la adopción de las medias inmediatas como en la definición de los proyectos de futuro. De otro modo, el Gobierno sería el responsable no solamente ante el sector turístico, sino también ante el conjunto de la población española, a la que se le privaría del mayor instrumento de recuperación de la actividad productiva y del empleo, y, asimismo, ante la Unión Europea que no entendería la pasividad del Gobierno del país líder mundial del turismo.
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