Los mercados de acumulación simbólica
19 febrero, 2021 (17:13:36)Durante los últimos años han aparecido nuevas tipologías comerciales que suponen una vuelta de tuerca a la mercantilización de la ciudad a partir de la acumulación de capital simbólico. Estos nuevos mercados no se encontrarían ya ubicados en las antiguas instalaciones de los de abastos, sino que habrían pasado a ocupar otras localizaciones, en la mayoría emblemáticas, y contarían con el objetivo de atraer a un público con un gusto sofisticado y cosmopolita, muy al hilo de las clases creativas. Entre sus características estaría la búsqueda de la autenticidad, la originalidad y la generación de experiencias, algo que se vería plasmado, entre otras cuestiones, en el cuidado, la presentación, preservación y decoración de las paradas de los vendedores y en el fomento de la identidad, pero también en el recinto mismo, en un intento de dotar la actividad de cierta distinción, singularidad y novedad. Entre esta nueva tipología de mercado podríamos encontrar el Mercado de Motores, en Madrid, y el Palo Alto Market, en Barcelona.
Estos mercados encajarían, a medio y largo plazo, en las propuestas de planificación estratégicas y empresarialistas de las instituciones políticas locales, además de en el modo general de entender las ciudades del sistema capitalista global contemporáneo, basado en la competencia continua por la atracción de inversiones y turistas. En esta línea, las políticas urbanas desarrolladas se sitúan entre las tendencias internacionales que vinculan ciudad, economía cultural e interés por el patrimonio industrial a través de su recuperación y en virtud de su conversión en nuevas propuestas destinadas a turistas y visitantes. Se trataría de apostar por mercados que cuentan con un carácter emblemático, singular y distintivo, por lo que se muestran como ideales en una apuesta por la diferenciación, lo que podría dar lugar a hablar de mercados de acumulación simbólica.
Sin embargo, no oro todo lo que reluce. En gran cantidad de ocasiones, como en los dos ejemplos antes mencionados, la realidad muestra que los vendedores, artesanos y trabajadores de la restauración de este tipo de emplazamiento, mantendrían un alto nivel de precariedad laboral y autoexplotación, ambos fenómenos sostenidos por la búsqueda de alternativas a trabajos fordistas clásicos en base a la eventización y terciarización de la economía de las ciudades. Como en la producción fabril clásica, serían unicamente los gestores y organizadores de estos espacios los que obtendrían beneficios económicos; unos beneficios basados en el trabajo de los vendedores y en la capitalización de los referentes simbólicos de productos y emplazamientos.
Sobre esto puede consultarse el artículo:
Mansilla, J.A., et al. (2021). “Un rollo muy hípster”. Turismo, consumo y mercados de acumulación simbólica en Madrid y Barcelona, Cuadernos Geográficos 60(1), 54-79.
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