Objetivos inmediatos del turismo español: vacunación y "pasaporte sanitario"
1 marzo, 2021 (09:09:03)Si en el frente de la oferta del turismo el factor fundamental son las ayudas directas, en especial a las pequeñas y medianas empresas, y a los sectores más castigados y más vulnerables la hostelería y las agencias de viaje; en el frente de la demanda hay dos elementos clave para la recuperación de nuestro turismo: la vacunación y el pasaporte sanitario. Son un requisito imprescindible para la movilidad de la población.
Es un clamor que el proceso de vacunación ha de acelerarse para alcanzar la inmunidad de grupo, y ello depende tanto de la Unión Europea como de los Gobiernos nacionales. Y este es un clamor no sólo para recuperar el turismo, sino por razones sanitarias fundamentales y, también, por salud social, ya que todos nosotros necesitamos recuperar una sensación de libertad que nos permita movernos y relacionarnos otra vez con familiares y amigos después de un año de aislamiento y ausencia. Las Administraciones europeas y nacionales han de preguntarse por qué algunos países están avanzando rápidamente en el proceso de inmunizar a su población, mientras que Europa se muestra incapaz de progresar a ese ritmo. De él depende no sólo la salud, física y espiritual, de la población sino también la recuperación económica.
También del ritmo de vacunación depende otro factor fundamental para la recuperación del turismo: la implantación coordinada del llamado impropiamente pasaporte sanitario, cuando en realidad es un certificado de vacunación y de pruebas de no estar infectado de la covid-19. Éste solamente podrá generalizarse si se alcanza un nivel elevado de inmunización. De otro modo, aparecerá como el injustificado privilegio de unos pocos. El movimiento para la implantación del pasaporte sanitario (“vaccine pasport”) parece imparable, a pesar de todas las cautelas y trabas que parecen albergar algunos gobiernos. Incluso la propia OMS parece no muy partidaria, pero como resumía muy acertadamente una articulista “el pasaporte sanitario puede ser no deseable, pero es inevitable”.
Las razones en contra se agrupan en dos definidos conjuntos. Uno de carácter científico: por ahora se desconoce cuánto dura la inmunidad, bien por haber recibido la vacuna o por haber superado la infección, y si los vacunados y los inmunes pueden transmitir la enfermedad. La investigación está empezando a dar contestación positiva a estas dudas. En todo caso, son cuestiones que van más allá del viaje y afectan igualmente a la convivencia familiar, a las relaciones en los centros de trabajo y a la asistencia a los lugares de esparcimiento y de ocio.
El otro grupo de objeciones son de carácter ético y se refieren al derecho de privacidad y a la autonomía personal. Se ha argumentado que el estado de salud de cada persona no tiene por qué ser públicamente conocido, y que los que rechacen la vacuna verían limitados sus derechos. Tal como se concibe el pasaporte sanitario es un simple certificado de vacunación, que acredita que el titular se ha vacunado, que ha superado la enfermedad, o que no está infectado mediante las correspondientes pruebas. Estos certificados ya se requieren cuando se quieren visitar países que padecen epidemias tales como la malaria o la fiebre amarilla. El viajero es libre y puede optar por no visitar tales países, pero si decide ir necesitará tal certificado. En cuanto a los que rechazan la vacuna plantean un delicado problema no respecto al viaje, sino de convivencia general, en las oficinas, fábricas y comercios, en los centros escolares y en los lugares de ocio como estadios de deporte, cines y teatros, conciertos, etc. Por ello se está abriendo paso la idea no de hacer obligatoria la vacuna, sino de establecer limitaciones a la actividad de aquellos que la rechacen basándose en razones de bienestar colectivo del conjunto de la sociedad. De hecho el certificado de vacuna puede funcionar, como en Israel, como un aliciente para vacunarse entre los más reticentes.
El Consejo Europeo acaba de dar su aprobación para establecer un sistema de pasaporte sanitario, pero se ha dado un plazo de tres meses para su aplicación, tiempo que considera necesario para definir sus detalles técnicos y que sea homogéneo para todos los países miembros. Entre estos, hay quienes tienen urgencia en su establecimiento y no son sólo los países mediterráneos receptores de turismo, sino otros como Austria y los países nórdicos que ya han dado pasos decididos en este camino y han anunciado que seguirán adelante con o sin acuerdo de la UE. Fuera de la UE, Israel ya lo ha implantado.
Aunque la adopción de acuerdo en el seno de la UE es un proceso complicado, que requiere el consenso de 27 miembros, la Comisión Europea y los Gobiernos nacionales han de ser conscientes de que si no aceleran el paso, se verán sobrepasados por iniciativas del sector privado. IATA ya está trabajando en un “IATA Pass” digital, y dos aerolíneas lo están ya sometiendo a prueba. A su vez, los gigantes tecnológicos como Google e IBM ya han visto oportunidades de negocio en un sistema de certificados de vacunación. IBM ha desarrollado el “Digital Health Pass” que permitirá realizar actividades que exijan el certificado de vacunación. El Foro Económico Mundial, con la organización suiza “The Commons Project Foundation”, han diseñado un pasaporte internacional en forma de código QR. Por tanto, sería sumamente deseable que la Comisión Europea diera el mayor impulso a esta iniciativa ya aprobada por el Consejo. España debería presionar en esta dirección.
En cuanto se ha avanzado en el proceso de vacunación tanto en los países emisores de turismo como en los destinos, se ha producido una auténtica explosión en la demanda de viajes. Esta fuerte demanda para viajar no ha de contemplarse de forma reduccionista, solamente como una cuestión económica para los destinos y para la industria turística de los países emisores, sino como una aspiración social de las poblaciones que aspiran a dar por superada una pandemia que ha sometido a todos a un esfuerzo emocional y vital que precisa encontrar una vía de salida.
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