El Four Seasons Casablanca, de Inveravante, lleva siete meses esperando la licencia

Hoteles internacionales en países musulmanes: ¿sin alcohol no hay turistas?

Los hoteleros indonesios vaticinan la muerte del turismo si se aprueba la prohibición del consumo de alcohol en el país

Publicada 16/08/16 -Actualizada 03/07/18 22:58h
Hoteles internacionales en países musulmanes: ¿sin alcohol no hay turistas?
  • El Four Seasons Casablanca da por perdidos el verano y la temporada alta por no disponer de la pertinente licencia
  • El no poder vender alcohol tiene un impacto innegable sobre la satisfacción de los clientes, aseguran desde el hotel
  • Los hoteles de gama alta son frecuentados por una clientela de elevado poder adquisitivo y con un estilo de vida occidental

La licencia para dispensar bebidas alcohólicas en un hotel de marca internacional situado en un destino musulmán resulta de vital importancia para su operativa. Es más, puede ser clave para su rentabilidad. Y si no que se lo digan al Four Seasons Casablanca, propiedad del grupo español Inveravante, del empresario gallego Manuel Jove, según publicó HOSTELTUR noticias de turismo en 'Inveravante desarrollará un hotel en Casablanca que será gestionado por Four Seasons' y 'Four Seasons abrirá el hotel de Inveravante en Casablanca en 2014'. Pues bien, el establecimiento lleva más de seis meses esperando para conseguir esa licencia debido a la cercanía de una mezquita financiada por Arabia Saudí.

Las negociaciones con las autoridades marroquíes continúan en marcha, aunque sin visos de solución inmediata, por lo que el verano y la temporada alta en este alojamiento situado frente al mar se puede dar por perdida. De hecho, fuentes del Four Seasons aseguran que no han cuantificado las pérdidas que para el hotel y sus tres restaurantes supone no poder vender alcohol, pero en declaraciones a Efe afirmaron que “tiene un impacto innegable sobre la satisfacción de los clientes del hotel, especialmente ante nuestra clientela internacional”.

Inveravante invirtió 240 millones de euros en la construcción del hotel, uno de los más lujosos de la ciudad, aunque la gestión la realiza la cadena Four Seasons, que cuenta con otro establecimiento en Marrakech, propiedad de otro inversor, en su caso con una licencia de alcohol en toda regla.

Inaugurado el pasado 27 de enero con la presencia del ministro de Turismo marroquí, Lahcen Haddad, y del propio Jové, aún no disponía de la preciada licencia, pero entonces las autoridades les prometieron que llegaría en cuestión de días y casi siete meses después y tras haber concluido el Ramadán, aún siguen esperando.

El Four Seasons Casablanca no ha cuantificado las pérdidas que le ha supuesto no disponer de la licencia en estos siete meses, pero no dudan que ha afectado a la satisfacción de sus clientes.El Four Seasons Casablanca no ha cuantificado las pérdidas que le ha supuesto no disponer de la licencia en estos siete meses, pero no dudan que ha afectado a la satisfacción de sus clientes.

La cadena no quiere airear sus problemas y también Inveravante está buscando un perfil bajo, pero Javier Otazu, de Efe, ha constatado que la Embajada de España ha emprendido discretas gestiones para tratar de desbloquear el problema a nivel político, hasta ahora sin éxito.

Los responsables del hotel han sabido de forma oficiosa que la razón de la tardanza es la cercanía de la mezquita Abdelaziz Ibn Saud y de la fundación aledaña del mismo nombre, construidas y financiadas por Arabia Saudí.

Un decreto marroquí de 1967 y aún vigente prohíbe “explotar un puesto de bebidas (alcohólicas) en las cercanías de edificios religiosos, cementerios, establecimientos militares, clínicos o escolares, y en general por proximidad a todo lugar donde se debe respeto y decencia”.

Lo paradójico es que la medida parece aplicarse sólo al Four Seasons, de manera que la falta de licencia, según fuentes del hotel, “afecta a nuestro rendimiento porque todos nuestros competidores, incluso los más próximos, sirven bebidas alcohólicas”.

Y es que en Marruecos, al igual que en otros países musulmanes, los hoteles de gama alta son frecuentados por una clientela de elevado poder adquisitivo y con un estilo de vida occidental, entre la que el consumo de alcohol es habitual durante una cena o una fiesta.

¿Fin del turismo?

La Asociación Indonesia de Restaurantes y Hoteles ha ido aún más lejos vaticinando la muerte del turismo si el Parlamento aprueba un proyecto de ley para prohibir la producción, distribución y consumo de bebidas alcohólicas en el país. “Dará igual lo bonito que sea el país, si no hay alcohol, no vendrán los turistas”, ha declarado su representante, Hariyadi Sukamdani, al diario ‘The Jakarta Post’; quien ha explicado que muchos de los turistas que visitan Indonesia provienen de Europa y “beben alcohol todo el tiempo”.

Indonesia recibió 9,7 millones de turistas en 2015 que pasaron un promedio de 7,5 noches en el país y gastaron alrededor de 1.140 dólares (1.023 euros) por persona durante su estancia.

Las autoridades indonesias prevén que el flujo de visitantes aumente hasta los 20 millones de personas en 2020. Las islas de Bali, Java, Sumatra y Célebes, además de Yakarta, son los principales destinos de un país de 250 millones de habitantes de mayoría musulmana.

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