El avión regresó a los 50 minutos del despegue

Ryanair: fallo técnico en pleno vuelo entre Madrid y Santiago

Publicada 24/10/12
Ryanair: fallo técnico en pleno vuelo entre Madrid y Santiago

Un avión de Ryanair que cubría la ruta entre Madrid y Santiago de Compostela tuvo que regresar a los 50 minutos de su despegue del Aeropuerto de Madrid-Barajas por un problema técnico en pleno vuelo, según confirmó Aena. El vuelo había despegado de capital a las 13:52, con llegada a Lavacolla programada para las 15:05, aunque finalmente otro aparato aterrizó con los pasajeros del vuelo truncado a las 17:15 horas, provocando que el vuelo de las 15:30 desde el aeropuerto gallego no pudiera salir de vuelta hasta las 17:50 horas.

Estos retrasos han colocado a Ryanair a 20 minutos de sus primeras potenciales reclamaciones de indemnización por demoras, luego de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) haya convalidado este martes la normativa europea que establece la obligación de pagar una compensación de 600 € a los pasajeros aéreos por retrasos de tres horas o más en llegar a su destino, salvo por “circunstancias extraordinarias”, lo que incluye sólo huelgas salvajes –no las anunciadas- y el mal tiempo, no así lo retrasos por problemas o fallos mecánicos.

El regerso del primer vuelo de Madrid a Lavacolla ha generado sus pasajeros un retraso de 2 horas y 10 minutos y de 2 horas y 20 minutos en el vuelo de Santiago-Madrid. Según fuentes de Ryanair, que avión regresó a Madid por un fallo técnico en pleno vuelo que le habría impedido operar el trayecto de vuelta, desde Santiago a Barajas, por lo que se prefirió que volviera a Madrid para ser revisado por el personal técnico de mantenimiento de la low cost irlandesa.

A finales de septiembre, la compañía irlandesa tuvo que desviarse de su ruta entre Londres y Bratislava y aterrizar inesperadamente en el Aeropuerto de Berlin-Schönefeld. Fue uno de los últimos incidentes recogidos por la prensa, tras la serie de problemas que había venido acumulando en sus vuelos con España desde la serie de incidentes ocurridos desde el pasado 14 de agosto, cuando tres de sus aviones aterrizaran de emergencia en Valencia por falta de combustible, lo que derivó en la apertura de una investigación por parte del Ministerio de Fomento, a través de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Posteriormente, otro avión de Ryanair regresó también a la capital valenciana poco después del despegue por despresurización de la cabina, otro de sus aviones pidió prioridad de aterrizaje en Lanzarote por falta de combustible, una versión que la aerolínea negó, atribuyendo la emergencia a condiciones meteorológicas adversas; y hasta desde Italia se reportó que los pasajeros de uno de sus vuelos sufrieron picaduras de chinches y tuvieron que ser atendidos por los servicios sanitarios de ese país.

El de peores consecuencias fue el vuelo que regresó a Madrid a los 20 minutos de su despegue, con 16 pasajeros afectados por la despresurización de la cabina, siendo ingresados dos de ellos en un hospital; lo que llevó a los gobiernos de España e Irlanda abordaran el caso, acordando la cooperación entre ambos países en el fortalecimiento de la seguridad aérea y someter a Ryanair a una “rigurosa supervisión. El compromiso fue sellado, incluso, con la firma de un memorandum de entendimiento (MoU) entre el Ministerio de Fomento y la Autoridad Aeronáutica de Supervisión de Irlanda (IAA).

Ryanair, que recibe un millón de euros al año de la Junta de Galicia, opera casi el 49% de las llegadas y salidas gestionadas en el Aeropuerto de Santiago de Compostela, único de los tres aeródromos gallegos en el que está presente.

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