Cinco conventos y monasterios de Granada, camino de convertirse en hoteles
El Gobierno municipal quiere dar uso hotelero a unos edificios que ya no están habitados
Publicada 24/08/18 -Actualizada 20/09/18 02:00h
- El Consistorio granadino quiere dar un uso hotelero a cinco edificios religiosos que no están ya habitados
- Los edificios son los monasterios de San Bernardo y la Concepción, y los conventos de Santa Isabel la Real, Santa Catalina de Zafra, y Santo
- Los trámites incluyen la modificación del plan especial del Albaicín y la aprobación del Cosejo Consultivo de Andalucía
El Ayuntamiento de Granada quiere permitir el uso turístico y hotelero de dos monasterios y tres conventos de la ciudad, que se encuentran deshabitados y podrían convertirse en sendos nuevos alojamientos hoteleros para la capital si el proyecto del gobierno municipal sigue adelante.
Los edificios son los monasterios de San Bernardo y la Concepción, y los conventos de Santa Isabel la Real, Santa Catalina de Zafra, y Santo Tomás de Villanueva (conocido como Las Tomasas).
Para ello se requerirá una modificación del Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) del Albaicín, para que se produzca un cambio de usos de los edificios, que dejarán de tener un uso religioso y pasarán a tener uso hotelero mediante su consideración como ‘residencial singular’, una acepción recogida en el PGOU de Granada. No obstante, la tramitación requerirá el informe previo favorable del Consejo Consultivo de Andalucía.
Convento de Santa Isabel La Real.La tramitación tampoco cuenta con el apoyo de todos los grupos políticos. Esta misma semana, IU ha defendido un uso social y cultural de estos conventos y monasterios que son bienes declarados monumentos y de interés histórico y cultural frente al privativo por el que ha apostado el Arzobispado de Granada.
La formación política ha reclamado una regulación de usos coherente para los barrios históricos de Granada que proteja a los residentes y promueva el turismo sostenible. La formación de izquierdas ha incidido en que un mayor número de turistas provoca más ruido, más inseguridad y suciedad y ha apostado por convertir estos edificios en equipamientos de uso social y público que favorezcan la vida de los vecinos.
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